Cosas varias, tecnología y familia.... y descargos de la pega

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Video: Policias se ponen a jugar en una redada

La "cagaron"...... mientras estaban en una operación anti drogas para detener a un narco, un grupo de policias de NY se puso a ..... jugar wii..... y los "capturaron" en video naturalmente



Muy weno

lunes, 21 de septiembre de 2009

Cuento: Ese volantín es mío



Entrando septiembre, como cada año, la ansiedad que sentía lo hacía estremecer tanto que hasta aquellos que estaba lo suficientemente cerca podía sentirlo con claridad y pensaban que era obra de la madre tierra, y en realidad no estaban para nada equivocados. Ese temblor o vibración lo acompañaba hasta ya pasado la segunda semana de octubre, casi con la desaparición de los vientos de temporada.

Si alguien hubiese estado atento a los eventos en el “cerro 15” quizás se habría dado cuenta de algo particular y quizás maravilloso o tenebroso, dependiendo de quién se diera cuenta, pero en este período todos estaba en otra sintonía, la sintonía de pasarlo bien junto con sus hijos o padres, de jugar, comer asados, beber y reírse de buena gana a costa de las tonteras que ellos mismos hacían.

Muchas semanas antes, despertaba en él esa infantil ansiedad con la primera briza de la anticipada primavera, y empezaba a moverse armoniosamente con el viento, pidiéndole además a éste que lo ayudara en sus aventuras de este año. El viento respondía en complicidad aumentando su fuerza y variando su dirección en forma caótica, solo para lograr su cometido. Hacer que la mayor cantidad de volantines caigan en sus ramas, para poder él jugar una vez más con ellos.

Si alguien hubiese estado atento, habría notado que ese aromo en particular tenía claramente la mayor cantidad de premios adornando sus ramas. Cometas y volantines de diferentes formas, colores y materiales, lleno por donde lo miren, parecía adornado para la ocasión. Poco le importaba el llanto de los otros niños, pues casi no los escuchaba teniendo su atención en el cielo y sus presas.

Quince años antes, Brayatan corría como loco con la una vara larga terminada en espino detrás de los “volantines cortaos”. Pasaba cada día en el cerro, ya que no iba más a la escuela, su madre, empleada doméstica puertas adentro no podía hacerse cargo de él, su padre, simplemente desaparecido, nunca supo si por los malos o por los buenos, educado a desinterés por su tía, iba derecho a convertirse en un paria. En una de las pasadas tratando de conseguir un “chilenito” simplemente tropezó por no ver el suelo, cayó de nuca y se rompió la cabeza en una de las piedras del lugar, nunca más despertó, nunca más le importo su destino, solo sabe que en cada septiembre la caza vuelve a empezar.

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