Bueno, como una golondrina no hace la primavera ni una gota la lluvia, les dejo mi segundo cuentito público. Espero lo disfruten:
Lo leo en ti.
Lo leo en ti.
Los ojos son la ventana del alma, eso es lo que todos dicen, cuando alguna conversación trivial saca al baile algún tema sobre los ojos, lo dicen con una convicción de la que estaría orgulloso cualquier chaman que supiera que esto realmente es cierto, y es lo que yo puedo descifrar, tan fácil como el poder leer el periódico con la luz en la mañana. Te voy a dar un ejemplo:
Leo por ejemplo en ti, o lo que tú puedes decir que es adivinación, leo aquello que te ha quedado en la mente, los recuerdos que ni siquiera puedes recordar conscientemente, leo tu época de niño, el cuándo empezaste a distinguir letras, los juguetes de madera con símbolos, que acompañados de animales o payasos, representaban letras o números, y más adelante escribiendo descuidadamente tu nombre sobre alguna hoja y que tu madre ponía a la vista de todos con el pecho hinchado de tanto orgullo propio, por tener un nene tan inteligente.
Leo sobre las primeras cartas de amor, las que recibiste y de las cuales no te importaban absolutamente nada en un comienzo, las mismas que llenas de ternura despertaron después en ti la curiosidad urgente de un adolescente cegado por las hormonas y la premura. Leo la sorpresa que causo en ti la primera prueba de embarazo del consultorio, leo la sorpresa, y leo el miedo.
Leo más adelante el parte médico que describía en forma fría y sin emociones la partida de tu padre, la pena y dolor que te causó tan temprana pérdida, y en momento más necesario. Leo también la necesidad urgente y todas las solicitudes a la búsqueda de un trabajo, ahora hay dos familias que atender. Leo la carta que escribiste a la Universidad explicando tu necesidad y que sin embargo, a pesar que aceptaron, no pudiste cumplir. Tanto el tiempo como el dinero se hicieron escasos, y la universidad no es fácil. En ello también leo la carta del rector….
Leo el memorándum anunciando tu ascenso y después el otro, leo las solicitudes crediticias y tu primera escritura, leo tarjetas de saludos, cumpleaños y navidades, todas augurando éxito por doquier. Leo la carta al directorio sobre tus descargas con el supervisor, la reunión y el despido, fácil y frio. Una pequeña carta escueta anunciando la mala noticia.
Leo las firmas de sociedad, el nuevo negocio, los cheques rebotados, el fracaso….
Leo la carta que te dejó cuando te abandonó, te dejó solo, como todos.
-“Jorge, vas a empezar con él o que!, recuerda que hoy es el japi agër, y celebramos a la panchita”. Jorge pestañó un par de veces, como despertando del trance en el que se encontraba, miró a su alrededor, y tomando un par de utensilios de la mesa, empezó a trabajar en el cuerpo desnudo que se encontraba sobre la mesa. “bueno viejo, ahora vas a descansar de verdad” pensó mientras abría una de sus manos cerradas por el rigor mortis. En ella encontró una pequeña carta “Vaya esto no lo había leido” se dijo entre risa y sorpresa, quizás lo mío es solo imaginación. Miró al viejo una última vez, dejó la bomba funcionando, le cerro los ojos, apagó la luz y se fue introduciendo el papel en el bolsillo del delantal.
Me gusta tu estilo compañero!!
ResponderEliminaradelante con su blog
cariños desde acá...